Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

domingo, 13 de septiembre de 2009

La derrota de Publio Quintilio Varo



Se cumplen dos mil años de la batalla de Teutoburgo en septiembre del año 9 d.C.

Hace dos mil años las tierras que actualmente ocupa Alemania eran un lugar oscuro, primitivo y casi inaccesible para el gran poder político, económico y cultural de la época, el Imperio Romano. Germania era la tierra de los bárbaros por antonomasia, habitada por moles humanas de larga melena y poseedoras de un ardor guerrero tan encarnizado y brutal que haría sucumbir a las invencibles legiones romanas. El historiador alemán Arthur Rosenberg explica en su breve libro Democracia y lucha de clases en la antigüedad que hace dos mil años casi la totalidad de Alemania estaba completamente salvaje y abandonada y que en las espesuras boscosas entre el Oder y el Rin vivían hombres cuyo grado de civilización no era muy diferente al de los congoleños de hoy (Arthur Rosenberg escribió el libro en 1912).

Ya a raíz de la conquista de las Galias por Julio César, Roma había situado el límite de su expansión en la línea del Rin. Era el año 51 a.C y la frontera entre los temibles e incivilizados germanos y la Roma de Cicerón y del joven Virgilio dejaba dos mundos tan opuestos frente a frente. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo I a.C apenas hubo incursiones de Roma en las tierras bárbaras, seguramente porque andaba demasiado ocupada en solventar sus propias contiendas civiles y en consolidar la construcción de un imperio que ya lo era desde la proclamación de César Augusto en el año 27 a.C. El comienzo de las hostilidades se puede fijar en el 16 a.C cuando un ejército germano tendió una emboscada al gobernador romano de la Galia belga y le derrotó de manera denigrante, lo que desencadenó la reacción de Roma con cuyas operaciones de castigo hizo extender su dominio hasta el río Elba. Un dominio, eso sí, que durante años fue más teórico que real y que empezó a tambalearse tras la elección como gobernador del codicioso Publio Quintilio Varo.

Corría el año 9 d.C y los pueblos germanos habían decidido unirse para hacer frente a las legiones romanas invasoras. La gestión de Publio Quintilio Varo en Germania había sido severa y expeditiva en exceso, sus métodos crueles, la corrupción generalizada y las elevadas tasas de los impuestos romanos provocaron un clima de rebelión entre las tribus germanas y un odio feroz hacia el gobernador romano. Publio Quintilio Varo disponía en Germania de tres legiones romanas más 9.000 soldados de tropas auxiliares, es decir, en total alrededor de 25.000 soldados romanos. Finalmente, el choque llegó en septiembre de aquel funesto año para el Imperio Romano. Publio Quintilio Varo había decidido de manera irresponsable adentrase en los bosques de Teutoburgo (en la actual Baja Sajonia) para dar un rodeo en un trayecto hacia la zona del Rin donde habrían de invernar las legiones romanas.

La incursión en los bosques de Teutoburgo fue una decisión fatal. Las tribus germanas sabedoras de los planes de los romanos se habían cohesionado y unido e incluso obedecían las órdenes de un sólo comandante militar, el famoso líder querusco Arminio. Ironías de la Historia, Publio Quintilio Varo había facilitado con su deficiente gestión la unión de las antaño dispersas y belicosas entre sí tribus germanas. Y así llegó la terrible jornada del 9 de septiembre cuando en medio de una tormenta torrencial, sobre caminos empantanados y cubiertos de barro, las tropas de Arminio sometieron a las legiones romanas en una incruenta emboscada. Los ejércitos de Publio Quintilio Varo estaban rodeados y sin duda que no les esperaba un destino agradable. En los días siguientes al 9 de septiembre las tres legiones romanas fueron prácticamente aniquiladas y apenas lograron escapar un millar de soldados, mientras más de 20.000 soldados romanos, entre legionarios y tropas auxiliares, yacían sobre la espesura de Teutoburgo. Publio Quintilio Varo en un arranque de honor romano se quitó la vida antes de entregarse vivo a los germanos, aunque como bien sabemos los germanos no hacían prisioneros y se dice que los pocos romanos que se entregaron fueron quemados vivos metidos en jaulas de mimbre.

Hace dos mil años del desastre de Teutoburgo y de la derrota de Publio Quintilio Varo. Aquel mes de septiembre del año 9 d.C los romanos sufrieron una de las derrotas más humillantes de su historia. Roma jamás volvió a extender su imperio más allá del Rin y salvo victorias puntuales de carácter defensivo como las del gran general Julio César Claudiano Germánico en el 12 d.C o las de Marco Aurelio en el siglo II d.C, los romanos rehuyeron entrar en guerra contra los germanos e ignoraron las tierras del norte de Europa como zona de expansión política y cultural.

Pedro Luna Antúnez.

martes, 8 de septiembre de 2009

Los 421 euros

Marina Berti en Quo Vadis.

El anuncio del gobierno central de conceder una ayuda económica de 421 euros durante seis meses a los desempleados demuestra hasta que punto el gobierno del PSOE no tiene una política social y de choque contra la crisis que aborde de manera profunda la complicada situación que atraviesan millones de españoles. Obviamente, toda ayuda a aquellos que más lo necesitan siempre es necesaria pero ello no se puede hacer desde la más absoluta improvisación e incluso desde el desconocimiento de la realidad social y económica del país. Por ejemplo, precipitado fue el anuncio de Zapatero en el pasado debate del estado de la nación de conceder la ayuda únicamente a los desempleados sin prestación económica desde el 1 de agosto. Las demandas y las críticas de las organizaciones sindicales y de izquierda hicieron rectificar al gobierno y finalmente la ayuda se concederá a efectos del 1 de enero, ampliando así el número de receptores de la cuantía.

Considero positiva la ampliación pero creo que el gobierno central sigue sin tener las ideas claras y no acomete cambios estructurales en el ámbito económico y laboral como la puesta en marcha de un nuevo modelo productivo, el impulso de sectores estratégicos como la industria, un plan global de actuación contra el paro y sobretodo, una reforma fiscal que exija a los más ricos pagar más y por lo tanto, apechugar como lo está haciendo la clase trabajadora. No en vano, la crisis la ha de pagar quien la ha provocado, aquellos que durante los años de crecimiento económico se embolsaron millones y millones de euros (los beneficios empresariales crecieron entre 1999 y 2006 un 73%), mientras los trabajadores españoles eran los únicos de la Unión Europea que perdían poder adquisitivo.

Los 421 euros son una ayuda, es cierto, pero no son la solución a la grave situación laboral y social que sufren millones de trabajadores y trabajadoras en España . No es la solución porque es insuficiente. ¿Puede vivir alguien con poco más de 400 euros al mes?. No es la solución porque son necesarios unos requisitos que no todo el mundo puede cumplir y porque no se ha diseñado la ayuda como una ampliación de la renta activa de inserción de carácter universal. Asimismo, no es la solución porque liga la duración de la ayuda a la referencia del 17% de la tasa del desempleo cuando de lo que se trata es de combinar tanto la creación de puestos de trabajo y la adecuación de los programas de inserción laboral con la mejora de las prestaciones por desempleo de los parados, alargando el periodo y la cuantía de las ayudas.

Pedro Luna Antúnez.