Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

lunes, 30 de mayo de 2011

Prólogo para un libro condenado

Adjunto prólogo que escribí para el libro de poesía El sexo: de boca en boca de Mayte Albores.

Mayte Albores: la sensualidad del alma

En Epígrafe para un libro condenado quiso Charles Baudelaire componer su propio anatema a raíz del despecho y de la bajada a los infiernos que se decretó contra su figura y su obra capital Las flores del mal, cántico de la sensualidad pecaminosa y del desgarro humano. Nuestro poeta maldito, sin mácula alguna, aclaraba y prevenía al lector con anhelo de sentencia eterna: Si no curaste tu retórica con Satanás, decano astuto, ¡tíralo!, no me entenderías, o me juzgarías histérico / más si tu vista, sin arrobo, sabe sumirse en los abismos léeme y aprenderás a amarme.

Abrir este breve prólogo al poemario de Mayte Albores con la advertencia que precede no es precisamente un gesto afectado y ni tan siquiera un recurso fácil. Sólo intento transmitir al lector mi aprehensión de la poesía de Mayte Albores, a quien sin duda hemos aprendido a amar aquellos que nos sumimos en los abismos de sus poemas. Porque la poesía de Mayte Albores es transparente pero insondable al mismo tiempo, desnuda e íntima, humana y animal. Requiere de una lectura cómplice y liberada de complejos, sin ideas preconcebidas y con el afán de descifrar cuantos sentimientos y deseos se esconden tras una tupida telaraña de versos libres y atrevidos.

El universo poético de Mayte Albores rezuma sensualidad y lujuria e incluso podríamos calificarlo como erótico. Sin embargo creo que las etiquetas sobran y no prefiguran el imaginario de la poesía alboriana. El sexo: de boca en boca provoca e insinúa. En ocasiones la poesía se torna ambigua y juega al despiste porque en el fondo huye de las apariencias. Es decir, se manifiesta sutil y exige al lector un ejercicio de comprensión mediante el cual llegaremos a desentrañar el verdadero significado de las palabras. De igual manera, El sexo: de boca en boca canta y ensalza el acto sexual. Pero no lo hace desde un prisma simplemente carnal o sexual sino con la finalidad humana de ensanchar el alma de los amantes y por extensión, de quienes habitan en sus versos.

Con Mayte Albores me une una amistad nacida del azar pero precisamente por ello se trate de una amistad sincera y generosa. Le agradezco profundamente que me brindara la oportunidad de prologarle su primer libro de poemas que pasa por una imprenta. Ése fue un gesto suyo que jamás olvidaré. Mientras tanto, zambullirse en su poesía será un placer presente y venidero que recomiendo fervientemente a todos los amantes de la poesía pura y sin ataduras. Porque como clama Mayte Albores en su verso más calderoniano “Me paso la vida soñando y soñando”. Y nosotros con ella.

Pedro Luna Antúnez.